martes, 14 de octubre de 2008
Casino Gaditano
A principios del siglo XIX era residencia de la familia Istúriz, famosa en la vida política de la españa decimonónica. A su amparo se reunían los miembros de una famosa lógia masónica y en sus tertulias, a las que asistía Alcalá Galiano, se fraguó el levantamiento liberal de 1820.
A partir de 1848 se convirtió en sede del Casino Gaditano, institución de gran peso en la vida cultural de la época, que sometió el edificio a sucesivas reformas hasta darle el aspecto original.
En la actualidad el Casino Gaditano es sede de la Fundación de Estudios Constitucionales 1812 y a lo largo del año realiza diversas actividades culturales.
La Casa Pemán
Alberga el legado de Pemán, que incluye más de 16.000 volúmenes de los siglos XVII al XX, así como manuscritos, revistas y correspondencia del escritor gaditano.Acoge además otras exposiciones organizadas por Caja San Fernando junto con la Diputación Provincial.
El edificio se puede visitar solamente cuando hay exposiciones. El legado de Pemán aún no es visitable.
Banca Aramburu
Perteneciente a la familia Aramburu, durante más de medio siglo fue la sede de la Banca Aramburu Hermanos.
Se trata de un edificio de cuatro plantas. La monumental portada adintelada ocupa la planta baja y el entresuelo, es de mármol y está enmarcada por pilastras corintias; sobre ella se coloca el balcón principal, de decoración barroca y encuadrado por estipites y frontón mixtilíneo.
La planta superior tiene una decoración formada por una galería de arcos de medio punto sobre pilares con columnas adosadas. En esta zona la fachada es recubierta con azulejos en tonos azul y amarillo, rematada en la azotea con una balaustrada.
En el ángulo formado con la fachada de la calle se ha abierto un mirador con balcones abalaustrados y arcos de medio punto sobre columnas.
viernes, 1 de agosto de 2008
La Casa del Almirante
El inmueble presenta una distribución tradicional local, cuya fachada está rematada por dos torres miradores en los ángulos, consideradas como las más antiguas conservadas de la arquitectura civil de la ciudad, de las que derivan, posteriormente, las torres denominadas de terraza. Estas edificaciones eran un complemento casi imprescindible en toda casa de comerciante acomodado y se utilizaban tanto para el recreo como para vigilar, desde ellas, los movimientos del puerto.
Las circunstancias históricas y los rasgos estilísticos de la Casa del Almirante hacen que pueda considerarse como uno de los ejemplos más significativos de la arquitectura civil doméstica gaditana del siglo XVII dentro de la tipología de casa noble. De gran importancia también, es el contexto de la evolución de la casa del comerciante de indias, figura fundamental en la conformación del actual casco antiguo de la ciudad. En el inmueble se conjugan armoniosamente la tradición española y las nuevas obras de importación italiana que a partir de fines del citado siglo llegan a la ciudad de Cádiz. Asimismo, se configura como un edificio decisivo en la estructuración urbanística de este sector del casco antiguo de Cádiz y en la organización de la Plaza de San Martín, por lo que su fachada principal y su monumental portada, realizada en mármoles rojizos de importación genovesa, ordenan el espacio de la citada plaza y organizan su visión y perspectiva.
La Casa del Almirante toma su nombre del rango militar de su constructor. Tiene su origen en 1685, en que el capitán don Diego de Barrios decidió levantar esta casa para vivir, en el interior de la antigua villa medieval de Cádiz. Desde su construcción ha estado dedicada, en principio a vivienda de la familia Barrios, siendo subdividida ya en nuestro siglo en varios pisos habitados por diferentes familias. La estructura del inmueble no ha sufrido a lo largo del tiempo transformaciones de envergadura, de modo que podemos considerar que ésta se conserva prácticamente en su estado original, aunque con un alto grado de deterioro. En los años sesenta sufrió una intervención en el transcurso de la cual se recuperaron las simulaciones de ladrillo de las pilastras de la última planta. El inmueble presenta forma irregular y un alzado de cuatro plantas. Su disposición interior está centrada por un patio en torno al cual se distribuyen las diferentes dependencias. La zona baja destinada para almacén, la segunda o entreplanta a oficinas, a continuación la planta noble que habitan los propietarios y la cuarta utilizada para vivienda del servicio.
Se accede al interior del inmueble a través de un amplio zaguán que comunica directamente con el patio. Éste se encuentra descentrado hacia su lado derecho respecto a la entrada, tiene planta rectangular y está formado, en dos de sus lados, por galerías que descansan en dos arcos de medio punto sobre columnas de capitel toscano y cimacio superior, ambos realizados en mármol rojizo importado de Génova. Los arcos están decorados con molduras geométricas y ménsulas en la clave con motivos vegetales. El tercer frente del patio presenta la misma arquería pero adosada al muro, en el que se abren dos vanos adintelados cubiertos de reja. El cuarto lado que conforma el patio se corresponde con un muro de medianera en el cual se abren balconadas a la altura de la primera planta. Sobre estas arcadas que conforman los tres lados del patio, se levanta una amplia moldura cornisa sobre la que se eleva la fachada de la planta noble del edificio.
Ésta presenta en cada frente dos vanos adintelados o balcones, enmarcados con molduras planas rectangulares y ménsulas en la clave. Entre los citados vanos se adosan al muro pilastras que conectan con otra cornisa superior sobre la cual se levanta un pretil que delimita una azotea, compuesto de pilares que alternan con antepecho de hierro. El cuarto piso se encuentra retranqueado respecto a los anteriores, en sus muros se abren vanos adintelados, asimétricos y de diferentes medidas.
En un lateral del patio se ubican dos brocales de pozo, ambos realizados en mármol blanco. Cada uno de ellos presenta planta ochavada, cuatro de sus ocho paños se decoran con relieves de mascarones que alternan con otros cuatro con el paramento liso.
El acceso a la planta principal se realiza a través de una escalera monumental, de tipo conventual que parte de la galería que conforma al patio en su costado izquierdo. Se resuelve en una caja rectangular cubierta con bóveda ovalada sobre pechinas, decorada con gallones de yeserías que convergen en un florón central, asimismo, las pechinas muestran cartelas y decoración vegetal. La escalera se compone de dos tramos, con peldaños de mármol y baranda de madera de caoba torneada. Bajo el primer tramo se dispone una estructura abovedada centrada por una columnilla de mármol.
Las distintas dependencias conservan su estructura original, cubiertas con sencillas techumbres de viguerías de madera, salvo la estancia que se abre paralela a la fachada principal, en la planta noble, que se cubre con techo raso de yeso en cuyo centro aparece, pintado al fresco, el escudo de armas de la familia, rodeado de cintas y motivos vegetales.
En el exterior el inmueble presenta tres fachadas. La fachada principal se abre a la plaza de San Martín, los muros del primer y segundo cuerpo y los ángulos del tercero están realizados con piedra ostionera. El resto de la fachada se encuentra actualmente enfoscada y pintada de color almagra. Consta de un alzado de cuatro plantas separadas mediante cornisa, salvo las dos primeras que están englobadas en una sola. La tercera planta que se corresponde con la zona noble es de altura superior a las del resto del edificio.
La fachada está ordenada mediante un eje de simetría centrada por la portada. Todos los vanos son rectangulares, los de la planta baja de acceso y los restantes en forma de balcones cubiertos con antepecho de hierro. La cuarta planta presenta dichos vanos con ménsulas en la clave y flanqueados por pilastras pareadas de orden toscano, cuyos fustes se decoran con esgrafiados imitando fábrica de ladrillos. Sobre este último cuerpo, en los extremos de la fachada, se elevan dos torres-miradores, sus plantas rectangulares repiten la misma disposición de la cuarta planta.
La portada destaca por su monumentalidad. Está realizada en mármoles rojizos de diferentes tonalidades importados de Génova. Consta de dos cuerpos, el primero ocupa la zona central de las dos primeras plantas del edificio. Se compone de un vano adintelado, con marco moldurado, flanqueado en sus laterales por sendas columnas pareadas de orden toscano, sobre altos pedestales y un cuerpo central troncocónico decorado con incrustaciones, sobre los que descansa el voladizo del balcón superior del segundo cuerpo, dispuesto con antepecho de balaustres de mármol blanco.
La zona superior de la portada se dispone en torno a un vano central, adintelado, con marco moldurado, flanqueado con columnas salomónicas y sendas pilastras terminadas en roleos. En la zona superior remata un frontón curvo partido, en cuyo tímpano alberga el escudo de armas de la familia. Termina la portada una decoración compuesta de motivos vegetales y flameros.
Declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento, publicado en el BOJA 87/2005, de 6 de mayo de 2005.
domingo, 23 de marzo de 2008
La Necrópolis de la Punta de la Vaca
El día 10 de marzo se descubrieron las dos primeras, encontrándose en una restos de armas de hierro, huesos labrados de animales y un esqueleto de hombre, y en la otra, un esqueleto de mujer, collar con cuentas de oro y ágatas y anillo con piedra giratoria, labrada en forma de escarabeo, y por el lado plano grabada una figura de mujer de marcado carácter chipriota. También se halló un colgante de oro en forma de roseta, como si hubiera tenido un esmalte.
Algún tiempo después de explorados estas dos tumbas, concretamente el 30 de mayo, se procedió a descubrir la tercera, que ha sido la de más importancia de cuantas han aparecido. Se guardaba en ella un sarcófago antropoide de mármol, que hoy se encuentra en el Museo de Cádiz. Apareció el sarcófago en una profundidad socavada en la roca, revestido el hueco con sillares labrados y terraplenado todo con arcilla.
El sarcófago está formado por dos grandes trozos de mármol blanco. El interior es una caja para depósito del cadáver, labrada siguiendo las ondulaciones de la cabeza y cuerpo humanos. En la tapa está labrada una figura masculina, yacente, con un tocado en forma egipcia, la barba rizada de manera simétrica, el brazo izquierdo recogido sobre el pecho y en la mano un objeto que parece un corazón. El brazo derecho tendido sobre el muslo parecía coger una corona de laurel, que estaba pintada y que desapareció totalmente. Los pies, descalzos, apoyados sobre una peana y con el dedo grueso muy separado de los demás, acusando el uso de sandalias. Aparece la estatua con los ojos abiertos y en la parte alta de la cabeza, a los pies y en los costados, tiene unos salientes para poder manejar con facilidad la pesada tapa. La figura se presenta vestida, con túnica ceñida, sin mangas, dejando al descubierto cuello, pies y brazos.
Hasta el 31 de diciembre de 1890 no se volvieron a encontrar más enterramientos. En esta fecha, al efectuar unos desmontes para las obras del Astillero de Vea Murguía, apareció otro hipogeo con cuatro tumbas, cada una construida con doce piedras de tosca labor y sin argamasa que las uniera. Las tumbas estaban alineadas, mirando a levante y contenían restos humanos.
Muy próximo se encontraron dos pozos, uno de cinco metros de profundidad por dos de diámetro y, junto a él, otro más estrecho y en comunicación a un metro del fondo, ambos cegados y con trozos de cerámica romana, parte de un ánfora, restos de una columna y un pedazo de mármol con la inscripción LYCE (ANNX) K. S. H. S.
En los días 4 y 23 de enero de 1891 se descubrieron cuatro tumbas, primero y otra después, de igual construcción que las anteriores.
En abril del mismo año aparecieron nuevos sepulcros con idéntica forma y orientación, notándose en los descubiertos el día 4 que las piedras del fondo estaban colocadas en forma de cruz y los sillares revestidos de estuco blanco.
El 11 de julio apareció otro hipogeo semejante, con cuatro tumbas como las anteriores, huesos de mujer, un arete circular de cobre, una cuenta de vidrio con dibujos blancos y amarillos y un ungüentario de vidrio.
El 21 de julio se dio con otros grupo de tumbas y, en ellas, huesos en mal estado de conservación y varias alhajas.
En noviembre se encontraron varias tumbas iguales al del antropoide, a unos seis metros de profundidad, sobre una capa de arcilla, colocados los cadáveres con los pies hacia el oriente.
El 28 de marzo de 1892 se encontró otro hipogeo de cuatro tumbas, a 5 metros de profundidad. Las paredes interiores estucadas en blanco y un cadáver en cada tumba. Finalmente, en agosto del mismo año, a unos 100 metros de donde apareció el antropoide, se hallaron otras tres tumbas con huesos y revestimiento interior de estuco.
Los hipogeos más arcaicos de los 12 grupos son los aparecidos a 5 ó 6 metros de profundidad, construidos con gruesos sillares, sin argamasa de unión y descansando sobre un lecho arcilloso. Los más modernos están a tres o cuatro metros, los sillares son más delgados, su labor menos cuidada y recubiertos de estuco blanco.
De los hipogeos, solamente quedaron restos de dos que posteriormente, en 1947, también fueron destruidos. Las piedras de los otros y los huesos y muchos de los objetos que se encontraron pasaron al Museo de Cádiz.