
Veinte siglos después, la entrada en Cádiz es hoy bien distinta. Sin embargo, los interesados en descubrir los retazos y vestigios de la ciudad romana tienen más de una oportunidad. Desde el Teatro Romano a la Casa del Obispo, Factoría de Salazones, columbarios o la villa que esconde el parque Varela. Poco a poco, al tiempo que se realizan nuevos hallazgos, la puesta en valor y apertura al público de este rico pasado pone en evidencia la historia de la ciudad.
El arqueólogo Francisco Alarcón, de la Delegación Provincial de Cultura, propone un recorrido por los restos visitables de la ciudad de la época de los Balbo. Un paseo por Gades. Por sus monumentos y costumbres.
El punto de partida, no podía ser otro, es el Museo Provincial de la plaza de Mina. En el se reúnen los objetos muebles más relevantes que han aparecido a lo largo del tiempo y las excavaciones. En la pinacoteca también se custodian restos hallados en Sancti Petri o Baelo Claudia. Sin embargo, para comprender Gades son fundamentales las salas dedicadas a la necrópolis, que se extendía por lo que hoy es Bahía Blanca, y los ajuares que en ellas se encontraron. Joyas, lucernas, frascos, ánforas o pinzas de depilar. Y, entre todos los objetos, Alarcón destaca un tipo de urna único en toda la península, la fallensa, de profusa decoración, boca como pétalos redondeados y color azul-verdoso.
En el siglo I antes de Cristo, Balbo construye una ciudad nueva porque la fenicia se ha quedado pequeña. La industria de salazón es una fuente de riqueza fundamental para su desarrollo. Se da la casualidad, como explica el arqueólogo, que precisamente esta industria es una de las pocas que no están gravadas por el imperio romano. De esta forma, la Factoría de la calle Sacramento se convierte en la segunda parada de este itinerario.
No es la única que existía en aquel entonces. De hecho se han encontrado restos relacionados en la calle San Miguel y en Marqués del Real Tesoro. La abierta al público, sin embargo, es la más monumental y se puede contemplar el fragmento en mejor estado.
En ella se ven las piletas donde se realizaba el proceso de salazón. Un vídeo se encarga de dar todos los detalles. Desde la pesca a la elaboración de la preciada salsa garum.

"Fue despojado de su piel. Sólo queda el muro de hormigón y los sillares y revestimientos fueron saqueados por diferentes pobladores de esta esquina de la península ibérica.
Al lado del Teatro también permanece abierto al público lo que fuera el Asklepeion de Gades, es decir, un hospital sacro al que acudían los enfermos para que los dioses les desvelasen cómo curar sus dolencias. Así lo afirma una investigación reciente dirigida por el arqueólogo de la Universidad de Córdoba Ángel Ventura y que ha contribuido a aportar nuevos datos sobre este complejo solar en el que, además de restos romanos, se dan la mano otros de origen púnico, medieval o propios de la edad moderna.
La vida después de la muerte jugaba un papel muy importante en el Gades de los Balbo. Por eso, los difuntos eran enterrados con grandes ajuares. Muchos de estos objetos, como se ha dicho más arriba, se custodian en el Museo Provincial. Aún así, en la calle General Ricardos se puede contemplar cómo eran sus tumbas. Las había de distintos tipos. Al fin y al cabo, según los tiempos, los cadáveres eran inhumados o incinerados. En el yacimiento de Bahía Blanca se muestran dos ejemplos. Aunque sólo se permite su visita un día a la semana, los jueves por la mañana.
