domingo, 14 de octubre de 2007

Los duros antiguos

Todo está relacionado con un barco, pirata para más señas, “El defensor de Pedro”. Este nombre le viene de D. Pedro I, el que fue emperador de Brasil y el que consiguió independizar este país de la corona de Portugal. El barco pertenecía a la armada brasileña, aunque después pasa a ser propiedad de un traficante de esclavos y lo destina para tal fin. En busca de su “mercancía”, zarpa de Río de Janeiro, rumbo a Mina en las costas de Africa, el 22 de Noviembre de 1.827. Al mando, el teniente de la Marina Real D. Pedro Maris de Souza Sarmento y con una dotación de cuarenta hombres de distintas nacionalidades (portugueses, franceses y españoles). El 26 de Enero de 1828 se sublevan catorce marinos, capitaneados por un gallego, un tal Benito de Soto. Aprovechan el desembarque del capitán y de parte de la tripulación en costas africanas para hacerse con el barco. Retienen al piloto y a los que les van a ser útiles y al resto, incluido el capitán, los pasan a cuchillo. A partir de ese momento le cambian el nombre al barco, que pasará a llamarse “La Burla Negra”, y empiezan a dedicarse a la piratería.

El 13 de Febrero de ese año, a la altura de la isla de Ascensión, el buque británico "Morning Star" que regresa a Londres procedente de Colombo (Ceylan) cargado de telas y especias, es interceptado por el "Burla Negra". Los ingleses no tienen otro remedio que rendirse apelando a la inexistente clemencia de los piratas que hacen alarde de un comportamiento violento en exceso del que no se libran ni las mujeres ni los niños y "aunque hemos oído los pormenores, no queremos ofender los oídos del público refiriéndolos". Obtienen un cuantioso botín. De hecho el Diario Mercantil de 10 de Julio de 1828 se hace eco de esta noticia bajo el título de "Horrible Piratería". A este abordaje le sucede el de la fragata americana "Topaz", en viaje de Calcuta a Boston. La hunden, dejando con vida a un único superviviente que embarcan preso en el "Burla Negra". El ambiente en el barco pirata se hace cada vez más tenso, con continuos intentos de motín, por lo que De Soto, decide poner rumbo a las Azores y de allí a Galicia, para vender el fruto de la rapiña y "disolver la sociedad". Pero no pierden el tiempo camino de Pontevedra: los barcos "Cassnock", "New Prospect", "Melinda" y "Simbnry", correrán la misma suerte que los dos buques anteriores. El 26 de Abril de 1828, parten de La Coruña con un cuantioso botín fruto de la venta ilegal de lo robado y deciden dar vela hacia el sur para iniciar una nueva vida allí donde no los conozcan. La noche del 9 de Mayo, unas luces en la costa les hacen suponer que están ante el faro de Tarifa, donde planeaban embarrancar el "Defensor de Pedro". Pero cometen un error de cálculo y las luces que ven son las de Cádiz, con lo que encallan el bergantín a la altura de un ventorrillo conocido como de "El Chato", que ya llevaba casi cuarenta años funcionando. Precisamente, la primera ayuda recibida les llega de dicha venta.

Así, los supuestamente honrados marineros se pasean impunemente por Cádiz tras sobornar a un funcionario que pasa por alto unas más que sospechosas y vagas declaraciones, sin despachos ni roles que las avalen. Pero las habladurías cunden por Cádiz y la gente empieza a sentir malestar al ver deambular al extraño e impune grupo por las calles de la ciudad. El destino les reserva un encuentro indeseado: un súbdito inglés, superviviente del "Morning Star" y de paso por Cádiz, los reconoce y delata a las autoridades, que los apresa seis días después del intencionado naufragio. Benito de Soto, el más indómito y cruel de todos, consigue escapar in extremis y huye en un barco ese mismo día con destino a Gibraltar. También escapa su lugarteniente José de los Santos. Ambos son juzgados en rebeldía y De Soto es condenado a ser "arrastrado, ahorcado, descuartizado y los cuartos colocados en escarpias a las orillas del mar".

Por su parte Nicolás Fernández, Antonio de Layda, Saint Cyr Barbazán, Guillermo Teto, Federico Lerendu, Nuño Pereyra, Francisco Goubin, Pedro y Domingo Antonio y Joaquín Francisco son mandados ahorcar (con posterior descuartizamiento y exhibición de la cabeza en escarpia para los seis primeros). Tras el largo proceso, la sentencias se ejecutan entre el 11 y el 12 de Enero de 1830, días en los que sopló en Cádiz un gélido viento del Norte y se estrenó en el Teatro Principal la ópera en dos actos "Coradino, corazón de hierro" de Rossini. Catorce días más tarde, en la plaza de Gibraltar donde fue detenido cuando escapaba de Cádiz, las autoridades británicas ahorcan a De Soto, convicto y confeso de horribles fechorías contra buques de Su Majestad. Será él mismo el que se ajuste el nudo a la garganta y exhiba una extraña altanería libre de todo arrepentimiento, dejando boquiabiertos a los británicos.
Pero la historia no acaba aquí. 3 de Junio de 1904. Varios operarios se encuentran trabajando en la almadraba de D. José Zarandista situada al final del barrio de San José (extramuros de Cádiz). Están cavando una zanja de medio metro para enterrar las cabezas y los despojos de los atunes capturados. De repente, descubren enterradas unas monedas de las llamadas "Ambos Mundos" acuñadas en México entre 1750 y 1755, que recuerdan mucho a los duros vigentes con anterioridad.

La noticia se difunde como la pólvora y decenas de hombres, mujeres y niños con palas y cribas se afanan por la playa en busca de las codiciadas monedas que se venden en el acto a precios entre las tres pesetas y los dieciocho reales. No existe cantidad fiable de monedas encontradas. Se estima que rebasaron las 1500 piezas. Al parecer, los piratas, acosados por las sospechas cada vez más crecientes, pudieron ocultar apresuradamente parte de su botín en la playa gaditana y, tras ser apresados, no volver nunca más a recuperarlas. Un curioso destino para unas monedas que cruzaron el océano, para acabar inmortalizadas en una copla del Carnaval de Cádiz.

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