martes, 20 de noviembre de 2007

Historia de Cádiz IV

Destacan también los inconvenientes de la canalización del Guadalquivir: insuficiencia de caudal del río aunque se ensanche y se drague, imposibilidad de canalizar la barra de Sanlúcar y nieblas. En definitiva son tales los inconvenientes que el capital invertido no rendirá la utilidad que lo justifique. Y en última instancia la Junta no se opone a que se realice tal proyecto pero que no sea a costa del ferrocarril a Cádiz, seguros del éxito de éste.

Si la competencia con Sevilla está resuelta, aún hay otras razones que deben inclinar la balanza hacia el fomento de Cádiz y ello es la rivalidad que como puerto para el tráfico internacional presenta Lisboa y que solamente el puerto de Cádiz puede superar, no sólo por razones geográficas sino por razones de tradición mercantil. “La notoria y proverbial fama de la buena fe y de la riqueza de su comercio. Sus relaciones con todos los pueblos productores de la Europa, del Asia, y de la América, han de favorecer muy preferentemente para negociaciones que con dificultad se combinan cuando no se tienen corresponsales cuya honradez y buen desempeño es conocido...; y ciertamente estas facilidades que por antiguas conexiones obtienen en esta plaza no las lograrían con tan buen éxito en ningún otro punto de la Península”.

Finalmente en 1856 se declara por ley Línea de Servicio General de primer orden la que partiendo de Madrid por Córdoba y Sevilla terminará en los muelles de Cádiz, subvencionando el Gobierno las obras de la última sección desde las inmediaciones de Puerto Real, punto de empalme con la línea jerezana hasta el muelle principal.

En octubre de ese mismo año se adjudica en subasta la concesión a la Compañía General de Crédito de España, de capital francés, que a su vez la traspasa a la Compañía de los Ferrocarriles de Sevilla a Jerez y de Puerto Real a Cádiz. Los terrenos sobre los que se construyó la estación y las vías de ferrocarril cercanas al muelle se ganaron al mar construyendo un terraplén con las tierras resultantes del desmonte practicado en la Punta de la Vaca; su longitud era de 932 m., y la superficie aplicable a construcciones 250.000 m2. Era éste el primer relleno que se realizaba en la ciudad y para muchos debía ser tenido en cuenta a la hora de pensar en el ensanche que necesitaba Cádiz.

Se dice en la Guía de Cádiz en 1861: “Bien podemos pues adaptar ese ejemplo práctico y acometer en su día, sirviéndonos de base esta obra, la construcción de terraplenes en nuestra Bahía que no sólo mejoren el puerto sino que a la vez proporcionen el ensanche de nuestra superficie tan limitada hoy” y más adelante “... es la ocasión más a propósito para que con ardor sigamos ganando terreno al mar que nos limita."

Con la inauguración en 1861, la ciudad se plantea una serie de proyectos que la coloquen a la altura del siglo y el Ayuntamiento los recoge en su Memoria del mismo año. La de mayor importancia era, sin duda, la reforma del Puerto. Las primeras transformaciones del puerto serán llevadas a cabo como producto del deseo del Sr. Diego Fernández Montañés que como particular manifiesta, en su testamento (1874), el deseo de financiar las obras, o parte de ellas. Estas obras se realizan entre 1880 y 1883 y suponen la primera transformación importante en el frente de la Bahía: malecón de San Felipe (333 m.), malecón del Este (132 m.), muelle de Costa (220 m.) unión del muelle de la pescadería con el puerto de Sevilla, prolongación del de Capitanía y construcción de almacenes, además del muelle metálico en Puntales que no satisfizo las expectativas creadas.

Hay que esperar a la entrada del siglo XIX para ver una continuidad en la intención de llevar a cabo las obras. En 1902 se construye la Junta de Obras del Puerto con notable retraso sobre las otras existentes en España, cuyo objetivo de aunar capital financiero ocupará la primera mitad de este siglo, que es cuando se plasma la auténtica modificación portuaria.

La primera fase constructora abarca hasta 1920 y responde a los esquemas proyectados por el Sr. Molini y el Sr. Martínez que ocuparon sucesivamente la dirección de la Junta: Muelles de Reina Victoria (400 m.), de Marqués de Comillas (270 m.), muelle de Depósitos francos (713 m.), tren de dragado con el que se draga a 9 m. los muelles y el canal de acceso.

Aunque significaba un serio intento de adecuar los servicios portuarios al tráfico marítimo, se mantenía insuficiente y modesta la oferta debido a la obsolescencia de los proyectos respecto a los grandes cambios técnicos que se habían producido en la navegación marítima.

Ayuntamiento de Cádiz

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